Sobre mí

Eunice Odio, la escritora y el mito

Más allá de la imagen mitificada de ella, hubo -existe- una genial escritora.

“…por la noche vivía la vida bohemia, y dormía e iba desperdigando mis escasas pertenencias en casas de amigas y amigos, mi ropa, mis libros, mis revistas, mis fotos, yo Remedios Varo, yo Leonora Carrington, yo Eunice Odio, yo Lilian Serpas (ay, pobre Lilian Serpas), y si no me volví loca fue porque siempre conservé el humor…”
Bolaño, R. (2011). Los detectives salvajes. Barcelona: Anagrama.
https://thestudio.uiowa.edu/iowa-literaria/?p=1751



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Esta descripción parece una imagen cinematográfica:

En 1956, el escritor rumano Stefan Baciu la conoce en México y nos deja de ella un retrato inmejorable: "…Fuimos invitados por el poeta panameño Rogelio Sinán a su casa. Súbitamente oímos desde abajo, desde el primer piso, la música de un tocadiscos. Mirando desde arriba, vi en el salón, en medio de una rueda formada por los invitados, la cabellera de una mujer que bailaba, haciendo círculos y más círculos en un ritmo cada vez más endiablado, con los brazos extendidos y la cabeza vuelta para atrás, mirando hacia el piso de arriba, o, mejor dicho, hacia el cielo. Mirando bailar a la mujer que iba a conocer pocos instantes más tarde, con un vaso de highbal en la mano, sudando, casi transfigurada por el baile, hablando con varias personas al mismo tiempo, mirándonos con sus maravillosos ojos de eurasiática, me di cuenta que así solo podía bailar la poesía, y la poesía llamábase Eunice Odio".
file:///C:/Users/User/Downloads/eunice-odio-1922-1974-939862.pdf
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La creación de las aves, de Remedios Varo.

[Octavio] Paz me dijo en el colmo de la solemnidad y de la seriedad: “Tú, querida, eres de la línea de poetas que inventan una mitología propia, como Blake, como Saint–John Perse, como Ezra Pound, y que están fregados porque nadie los entiende hasta que tienen años o aun siglos de muertos”. ¡Qué consolador! Y ahora se va a dar un quemón. Como profeta es una pantufla, quizás porque no es cierto que yo haya “inventado una mitología”. Todos esos personajes son arquetipos de la vida, seres vivientes, no dioses semejantes a los hombres, sino elegidos parecidos a los dioses.
Si pudiera abrir mi gruesa flor, poema de Eunice Odio.



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